Una
profunda noche.
En una noche común, el viento helado sobre sus
rostros, en la profunda oscuridad, nació el romanticismo en Miguel Ángel
Asturias susurrándole a su amada un…
¡Te amo!
Ella acariciando su rostro le dijo! Yo no, lo
lamento!
Y fue así como él jamás
la volvió a ver.
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